En una aparente respuesta a mi señalamiento de que la corrupción en el SENASA elimina las propuestas de convertirla en la única ARS, el amigo Matías Bosch trató de responderme.
Señaló que con la estatización “no será posible que SENASA sea asaltado de nuevo y que los recursos públicos estén engordando contratos privados”. Una versión inaudita que presenta a la dirección del SENASA como la víctima de un asalto del sector privado. Unos pobrecitos tan ingenuos e incapaces que se pasaron 5 años sin darse cuenta de que los estaban asaltando. ¿Y en manos de este tipo de Estado es que vamos a poner la canasta con todos nuestros huevos?
Ambas luchas fueron en contra de gobiernos corruptos, politiqueros y privatizadores y por eso fueron populares y exitosas. En cambio,* las propuestas de Matías son radicales, impopulares e incongruentes porque proponen un monopolio de un Estado excluyente, privatizador y fomentador de privilegios*. ¿Como apostar totalmente a un Estado cuyos gobiernos no han sido capaces siquiera de reducir esas enormes ganancias? ¿Podrán eliminarlas? ¿Tiene sentido esperar un cambio tan radical de un Estado “neoliberal”? ¿No resulta más viable proponer cambios posibles para reducirlas? Todo indica que una solución radical e itransigente está condena al fracaso.
Se trata de una propuesta radical e inconsistente que pretende poner la seguridad social en la canasta exclusiva de un Estado neoliberal con funcionarios tan incapaces que fueron asaltados durante 5 años sin darse cuenta. ¡!Cuánta ingenuidad!! Necesitan urgentemente ocultar y exculpar a los funcionarios públicos de este afán de lucro sin precedente, porque de lo contrario su propuesta de una estatización total del sistema se caería estrepitosamente. Así de simple.