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Manuel Guerrero: 97 años de una leyenda del periodismo cubano

La Habana, 31 de octubre (Prensa Latina) Con una memoria envidiable y una sabiduría enciclopédica, Manuel Guerrero Torres celebra hoy 97 años de una vida dedicada al periodismo cubano y marcada por la entrega, la responsabilidad y la pasión.

Conversar con este Premio Nacional de periodismo José Martí es descubrir las esencias de un hombre que hizo de esta profesión su casa y su magisterio, y que prestigió durante décadas las redacciones de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina.

EL NIÑO DE CIENFUEGOS, EL MENSAJERO DE FIDEL

Nacido el 31 de octubre de 1928 en la zona cañera de Cumanayagua, actualmente municipio de la provincia de Cienfuegos, su niñez transcurrió en el campo, viendo a los carreteros transportar caña.

“Mi madre me llevó para Cienfuegos con 10 años de edad, allí comencé a trabajar como cuidador de una vaca y me pagaban veinte centavos, después fui jardinero en una clínica, y de ahí el director del periódico La Correspondencia me llevó para que le buscara café y repartiera periódico, como un asistente”, recuerda.

 Foto cortesía del entrevistado

Sus estudios fueron escasos, las necesidades económicas estuvieron por encima del deseo de aprender; pero nunca le impidieron abrirse camino con la tenacidad de un guerrero, pues llevaba en las venas la innata fibra del periodista.

Un día, tras asistir a una conferencia de un reconocido dirigente sindical, regresó al periódico y decidió hacer una nota sobre ese evento, a pesar de no ser periodista. «En eso llegó el director, sacó la cuartilla, la leyó y me dijo que la idea era buena, pero tenía muchas faltas de ortografía».

Fue ese mismo director quien, tras conocer que solo había cursado hasta cuarto grado, lo envió a un instituto privado y corrió con los gastos de sus estudios. “Eso me permitió asistir en Santa Clara a la escuela de periodismo Severo García Pérez, donde me gradué en 1959; en esa época empecé en el periódico y en una emisora que se llamaba Radio Tiempo; en la provincia de Cienfuegos”.

 Foto cortesía del entrevistado

Además de su incursión en el mundo del periodismo, en aquella etapa también estuvo involucrado en los eventos políticos del país. En la década de 1950, durante la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista, fue miembro de la dirección del Movimiento 26 de Julio en Cienfuegos.

En noviembre de 1950, cuando se realizaba una huelga estudiantil en Cienfuegos, fueron apresados varios dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria, entre ellos el joven Fidel Castro, quien luego sería el líder de la Revolución cubana. Ante la demora de los detenidos en la estación de policía, pudo llegar como reportero al lugar e indagar por ellos.

Cuando le permitieron hablar con uno de los prisioneros, Fidel le pidió que le transmitiera un mensaje a su esposa, para que buscara a un juez de instrucción. “Esa es la historia por la que se dice que yo había sido mensajero de Fidel, y la gente puede pensar, bueno, mensajero de la Sierra Maestra. Yo simplemente trasmití un recado cuando Fidel era abogado y presidente de la FEU”, rememora con modestia.

También en esa época, mientras cubría el puerto como reportero, conoció que un exiliado dominicano, Juan Bosch, se iba en un barco holandés para Europa. “Tremenda noticia, porque era un hombre famoso. Y cuando me encontré con él y le dije eso, me contesta: ‘Si usted pública que yo voy en un barco, (Rafael Leónidas) Trujillo, el político, militar y dictador dominicano, lo asalta y me coge preso”.

“Por eso recalco que a veces uno tiene una noticia buena, pero hay razones que obligan a no publicarla”.

En el periódico La Correspondencia se mantuvo hasta 1961. Durante aquella etapa también se desempeñaba como dirigente obrero, y en esas funciones se trasladó hacia La Habana.

 Foto cortesía del entrevistado

CUATRO DÉCADAS ENTREGADO A PRENSA LATINA

A Prensa Latina llegó en enero de 1973. “En la agencia hice una carrera muy rápida, entré de reportero y a los dos años me mandaron a Panamá, a los cuatro años fui a República Dominicana, a los Juegos Centroamericanos. En 1976 me nombraron jefe de grupo de la agencia”.

Su trayectoria incluye haber sido asesor de la Agencia Angolana de Información, y corresponsal en Venezuela, Nicaragua, República Dominicana y Guatemala, de donde debió salir por motivos de seguridad en 1988, después de que fuera colocada una bomba en la puerta de la casa de un periodista de la agencia rusa Tass.

En Prensa Latina “comencé como redactor, fui jefe de la Redacción Centro, editor y editor jefe. Cuando regresé en 2002 de República Dominicana, donde estuve como corresponsal, volví a la edición hasta el 2023”, apuntó.

 Foto cortesía del entrevistado

De acuerdo con el experimentado profesional, las funciones de un editor implican asegurarse de la calidad y precisión del texto, corregir errores y conocer a fondo la información. “A los editores lo escogen por su experiencia, a mí como trabajé de reportero en un periódico y en una emisora de radio, en la agencia entendieron que tenía los suficientes conocimientos”.

Mientras comenta sobre las interioridades de este oficio, señala una pila de libros en una mesita, y dice: “Son libros que me he leído, un buen editor siempre debe leer y estar preparado para hacer bien su trabajo”.

“A un editor le llega una información deportiva, una información cultural, política o de ciencia y técnica, y debe tener conocimiento de todo; si no está preparado y sin antecedentes, carece de las habilidades necesarias para realizar su trabajo de forma correcta.

Interrogado sobre cómo se adaptó a los cambios tecnológicos que ocurrieron desde la etapa del teletipo hasta la actualidad, confiesa que le costó mucho trabajo adaptarse a esas transformaciones. “Hay cosas que incluso no domino y tengo que estar preguntando a los colegas jóvenes que saben; para mí, formular preguntas es una parte esencial del crecimiento profesional.”

 Foto cortesía del entrevistado

ORGULLO Y COMPROMISO

El orgullo por su trabajo es palpable. Guerrero muestra con entusiasmo un reconocimiento recibido por su labor en República Dominicana, testimonio del impacto y calidad de su trabajo periodístico. Además, durante su vida ha recibido muchos otros lauros, y ante la pregunta de cuál guarda con más cariño, la mirada vuelve a girar hacia Prensa Latina.

Reconoce que el galardón más importante que ha recibido es el Premio Nacional de Periodismo José Martí de 2018, y también destaca el Premio Ramal de la Prensa Escrita Jorge Enrique Mendoza del 2015.

Foto cortesía del entrevistado

“Pero yo le tengo más cariño al reconocimiento de Prensa Latina, porque el premio José Martí me lo dio un jurado que prácticamente no me conocía, pero el de la agencia, que es el de menos jerarquía; me lo dio gente que sí conoce mi trabajo y lo que he hecho durante 50 años; es con el que más me siento satisfecho, porque la agencia para mí ha sido una escuela, aprendí cosas que no sabía de periodismo y me ayudo en mi carrera.”

“Me siento orgulloso de los años que le he dedicado al periodismo, de la calidad de mi trabajo. Son reconocimientos a mi labor profesional y los recibo como tal. El año pasado, para mi cumpleaños, vino el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Ricardo Ronquillo y me trajo un cake, fue un gran honor para mí recibirlo. Espero que este año, también venga, no por el cake, sino por el reconocimiento a mi trabajo”, manifestó emocionado.

LA DESPEDIDA DE PRENSA LATINA

Dada su longevidad, podría pensarse que Guerrero salió de los espacios de Prensa Latina hace mucho tiempo, pero fue hace menos de dos años cuando debió dejar la profesión. «A mí me gusta escribir, y el periodismo lo ejercí hasta mis 95 años, porque realmente con mi jubilación y la ayuda de mi familia me permiten mantenerme, pero el periodismo es mi vocación y pasión.

«Hay personas que me decían: ‘¡tú con 95 años estás trabajando!’, y les respondía: ‘sí, que esta computadora -y se señala la cabeza- está funcionando todavía’, mientras mi mente funcione bien, continuaré”.

“Me retiré como editor por un problema de salud con mi columna; el médico me dijo que podía quedar paralitico, pero me fui en mis plenas facultades”, asegura.

Guerrero enviudó a los 96 años y, a pesar de tener una familia numerosa, vive rodeado de recuerdos y de la compañía de Zulema, su cuidadora.

Amante del buen café y con una salud envidiable, pese a sus limitaciones auditivas y visuales, sigue siendo el afable corresponsal, reportero, editor y periodista, querido y respetado dentro y fuera de Cuba, con una capacidad para cultivar relaciones de amistad y para inspirar a nuevas generaciones.

A esos jóvenes que se adentran en el mundo del periodismo les recuerda la importancia de la vocación y les dice que lo primero es la aptitud. “La Universidad es clave, yo me gradué en la escuela de periodismo;pero la verdadera escuela es el ejercicio diario; el interés constante por aprender y el compromiso con la profesión.”

La historia de Prensa Latina está marcada por sus fundadores, pero también por figuras como Manuel Guerrero, cuyo trabajo y legado deben ser reconocidos cuando se estudien los momentos más significativos de América Latina y el Caribe.

Su meta hoy es alcanzar los 100 años con lucidez, apoyado por su familia y colegas, y continuar siendo un ejemplo vivo del periodismo con inteligencia, coherencia y alegría.

Por Yaimara Portuondo

Cortesía Defensahttps://defensa.com.do

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